¿Comerse la placenta disminuye la depresión postparto?
Aunque la placentofagia puede resultar repugnante para algunas personas, hay una tendencia que está tomando fuerza porque, supuestamente, ayuda a la depresión postparto y a la lactancia; aumenta energías y mejora la vinculación materna, entre otros beneficios.
Es por ello que comerse la placenta después del parto se ha convertido en una moda, que han patrocinado y aplicado famosas como Kim Kardashian, January Jones y Holly Madison.
Ante el auge, el Centro Northwestern Medicine de Chicago revisó 10 estudios anunciados recientemente y no encontraron el aval de los beneficios que han convertido a la placentofagia en una práctica recurrente, según señaló la publicación “Archives of Women’s Mental Health”.
Sin comprobación científica
Aunque comer la placenta es un acto normal para casi todos los mamíferos (como un mecanismo de autodefensa y limpieza), no es una práctica usual entre las personas. Sin embargo, fue una moda entre las madres en la década de los 70 y ahora está siendo retomada.
Lo cierto es que la placentofagia ha despertado preocupación para los especialistas del Centro Northwestern Medicine, quienes aseguran después de la investigación que no hay beneficios comprobados, pero tampoco sus posibles riesgos.
“Lo más preocupante es que tampoco hay estudios que examinen los potenciales riesgos de la ingestión de placenta, un órgano que, entre otros cometidos, funciona como un filtro para absorber y proteger el desarrollo del feto de toxinas y contaminante”, cita la agencia de noticias EFE sobre la investigación.
La doctora Crystal Clark, una de las autoras del artículo, advierte que sólo hay testimonios e informes subjetivos de mujeres que aseguran, “pero no hay ninguna investigación sistemática sobre los beneficios o riesgos de ingerir la placenta tras el parto y los estudios en ratones no son trasladables a beneficios humanos”.
Cyntia Coyle, coautora de la investigación, resaltó que no hay normas sobre cómo se deben almacenar o preparar las placentas, mucho menos de la cantidad que se debe consumir. “En realidad las mujeres no saben lo que están ingiriendo”.
Lo cierto es que los supuestos beneficios no están comprobados científicamente, incluso Clark cuenta que algunas de sus pacientes le pidieron tomar antidepresivos a pesar de haber confiado en que la práctica les eliminaría la depresión postparto.
“Parece que algunas mujeres no toman esa decisión basándose en datos científicos o tras hablar con sus doctores, sino en noticias de los medios, blogs y páginas de Internet”.