“Mamá: no quiero ser varón, quiero ser niña’’

No es extraño para un pediatra, que de pronto una madre se le acerque alarmada para decirle, que su niño no quiere ser varón sino niña y que en vez de jugar con carritos le gustan las muñecas y vestirse de mujer. También ocurre lo contrario, niñas que les gustan los deportes rudos y rechazan abiertamente andar coquetas, pintarse los labios y ponerse vestidos, cintillos o lazos.

Se trata de trastornos de identidad sexual y se puede presentar aproximadamente a partir del tercer año de vida. Esta es una de las conductas que deben llamar la atención no sólo de los padres sino también de los maestros y que indican que pudieran estar frente a un problema que afecta a la infancia, cada vez con mayor proporción.

El sexólogo Rubén Hernández Serrano advierte que inclusive los pediatras tienden a ignorar los problemas de identidad sexual y le dicen a la madre “no te preocupes eso va a mejorar’’o “eso se quita solo’’ y esto constituye un gravísimo error, pues no se presta ayuda al niño o adolescente el cual puede llegar a sufrir por sentirse solo e incomprendido.

Son conductas que sino se abordan a tiempo pueden tener desenlaces fatídicos, que afectan notablemente su vida social.

Admite, que esa gamma de conductas se ha multiplicado debido a los medios de comunicación, show enlatados e inclusive de artistas que han hecho de esto un modo de vida, pero mal llevado.

En alerta

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Cuando se está frente a un problema de este tipo, recomienda en primer lugar estudiar la situación de la dinámica del hogar, porque se puede estar frente a una estructura familiar inadecuada, como por ejemplo, un padre egoísta, alcohólico, machista o una madre dominante, castrante o sobreprotectora.

En segundo lugar, hay que prevenir las experiencias traumáticas en los niños y descartar que sean niños que están siendo abusados sexualmente (tocados, acariciados, manipulados, manoseados, masturbados) y de allí que los padres deben convertirse en los mejores amigos de sus hijos.

Advierte que es importante que esto se aborde desde temprana edad, porque cuando el niño ya tiene su identidad sexual establecida es mucho más difícil y de allí que es muy importante remitirlo al psicólogo, al psiquiatra o al sexólogo con experiencia en el manejo de identidad sexual infantil.

Por su parte, Omaira Rosales, especialista del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Niños J. M de los Rios, señala que existen algunas conductas anormales que requieren atención. Por ejemplo, cuando el niño en edad escolar, se toca insistentemente los genitales en público, aún cuando, la mamá o su maestra le haya dicho que eso no se hace y sigue abiertamente con esta práctica.

Otra situación, en la cual se tiene que estar atento es cuando el niño se queda mucho tiempo viendo personas desnudas o fotografías y cuando hace preguntas sobre sexo insistentemente. También debe llamar la atención de los maestros, aquellos dibujos donde se traza de manera muy prominente y desproporcionada los genitales.

La especialista se refiere también a otras conductas, que deben también alertar a los padres, como son la simulación de que está haciendo el acto sexual y aunque esto tiene que ver mucho con los estímulos de la televisión, también puede estar relacionado con la situación de un hogar donde exista promiscuidad y no hay ningún tipo de reserva entre la pareja.

Otro motivo de consulta frecuente son las fantasías o manifestaciones homosexuales. Se pueden presentar precozmente a los 8 años de edad y se debe a múltiples factores, dependerá de la edad del niño, cantidad de síntomas que tenga y mientras el abordaje sea mucho más temprano, será mejor, debido a que esta conducta se acentúa durante la adolescencia y la adultez.

A los padres, no está demás recomendarles, que sí detectan una conducta diferente e inusual, no nieguen la problemática y lleven a su hijo u hija al especialista para que le realice una evaluación. Lamentablemente, muchos papás o mamás les parece gracioso que su hijo imite alguno de los artistas de la televisión de manera amanerada o que su hijo varón se ponga sus tacones o use sus maquillajes sin haber sido previamente orientado por un especialista.