“Un bebé debe cargarse todo el tiempo que sea necesario”
Que el bebé no se acostumbre a los brazos, ni al olor de su mamá porque se “malcría” es una falsa creencia que aleja a ambos de una experiencia única y de la crianza humanizada.
A pesar de todas las explicaciones científicas sobre la necesidad que tienen los niños de ser cargados, besados y abrazados sin límites, prevalece la teoría de que “no los carguen y déjenlos llorar”, pues al parecer que un recién nacido quiera estar acurrucado con su mamá es “un pecado y una mala costumbre”.
Hay un principio básico que se debe saber y entender: el bebé no estará cargado toda la vida por su madre. Ese arrullo es sólo una etapa más que con los años pasará.
“Las necesidades del bebé no son sólo corporales, también tiene acuciantes necesidades afectivas. Por ejemplo, tienen la necesidad de que los carguen en los brazos”, asegura la psicoanalista Mariela Michelena, quien es autora de varios libros sobre niños como “Un año para toda la vida” y “Curiosidad Sexual Infantil”, entre otros.
Aduce que todo se maneja por la intuición, pero que hoy en día esa parece estar vendada por unas reglas rígidas. “El contacto físico es bueno para la madre y para el bebé, por eso debe cargarlo todo el tiempo que sea necesario. Es mentira que después se va a acostumbrar y que sólo querrá estar en brazos”.
“Quiero subrayarlo como una necesidad, porque no se trata de un capricho ni de un lujo. Es un derecho. Cargar al bebé es una tarea especializada que la madre realiza sin tener mucha consciencia”, aduce Michelena.
Sensación de paz y confort
En un artículo del portal especializado Psychology Today, la psicóloga estadounidense Darcia Narváez escribió que no cargar a los niños forma parte de un concepto errado de la crianza.
Las primeras impresiones del bebé son fundamentales en su vida, entonces imaginen que no se sienta acogido. Narváez asegura que el cargarlos les da una sensación de paz y relajación, que quedará grabada para toda su vida.
“Si no tiene una experiencia regular de relajación en los brazos de alguien (sea su madre, padre o cuidador), nunca aprenderá a relajarse y dejarse llevar, lo que es vital para la salud”, indica la psicóloga.
Además, si no hay un contacto físico la respuesta del dolor se activa, “una separación diaria de tres horas puede causar el suficiente estrés y conducir a la falta de desarrollo de los receptores de serotonina y oxitocina, ambas relacionadas con la felicidad. Por eso, los bebés deben sentirse bienvenidos en los brazos de los adultos”, enfatiza Narváez.
Recordar que es temporal
La psicoanalista Mariela Michelena recuerda que el bebé que ha tenido suficientes “brazos que lo carguen” se hartará y tendrá ganas de crecer, de conocer el mundo. Más no sucederá lo mismo con quien tuvo esa carencia, “ese pasará toda la vida buscando a alguien que cargue con él”.