¿Por qué los adolescentes actúan con impulsividad?
La adolescencia es un período de impulsividad y en el cual se buscan nuevas sensaciones, “que en muchas ocasiones conducen a decisiones cuestionables, pero se desconoce que ese comportamiento se sustenta en un proceso neurobiológico de adaptación que es crucial para moldear el cerebro a partir de la obtención de experiencias nuevas”, explicó Beatriz Luna, del Departamento de Psiquiatría, Pediatría y Psicología de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EE.UU.)
Estudios recientes, como uno publicado en la Escuela de Medicina Wake Forest, comprueban que la poca madurez ejerce el control de las acciones en los adolescentes y tiene un impacto en la toma de decisiones, así como durante los primeros años de la vida adulta.
Aunque los jóvenes son capaces de producir ocasionalmente respuestas igual que un adulto, “carecen de la capacidad para emplear los sistemas de inhibición de respuesta de manera coherente. El control que ejercen las inhibiciones madura a lo largo de la adolescencia”.
No es tan malo
Comportarse impulsivamente y vivir aventuras no es negativo, sino inherente a la edad. “Uno no tiene que tener un sistema perfecto de control inhibitorio en la adolescencia, pero eso ocurre por alguna razón. Es algo que ha sobrevivido en la evolución del hombre, porque de hecho nos permite nuevas experiencias que proporcionan información acerca del entorno y es crítico para que ocurra la especialización óptima del cerebro”, resaltó Luna.
“El desarrollo neurológico de los humanos en este período se caracteriza por cambios en la anatomía estructural con una poda activa de conexiones redundantes o infrautilizadas y un fortalecimiento de las áreas de materia blanca en todo el cerebro. Ese proceso determinará la matriz sobre la que operará el cerebro adulto”.
No es exclusivo de los humanos
El comportamiento impulsivo de los adolescentes es una etapa en el desarrollo humano y también de los primates, según un artículo que publicó la revista Trends in Neurosciences.
“El mono es realmente el modelo animal más poderoso y cercano a la condición humana”, indicó el coautor del estudio Christos Constantinidis, de la Escuela de Medicina Wake Forest.
“Las comparaciones neurofisiológicas, estructurales y funcionales entre los monos macaco y humanos demuestran que esta dificultad para contener o detener las reacciones durante la pubertad es similar en ambos. También exhiben límites en las pruebas donde deben detener una respuesta reactiva”, reseña el estudio.
Otro punto en común, según demuestra la investigación, es que los primates poseen una corteza prefrontal desarrollada. “Además, siguen una trayectoria similar con los mismos patrones de maduración entre la adolescencia y la adultez”.
Es por ello, que para investigadores comprender los mecanismos neurales que subyacen en este período de transición en los monos “es crucial para educarnos acerca de este período de maduración cerebral y cognitiva”, aconsejó Luna.
Con información de EFE