Víctima, agresor y espectador, tres roles que se deben tratar para evitar el bully

Aunque el bully no es una práctica nueva en estos tiempos ha ganado visibilidad a través de las redes sociales y con la facilidad que se tiene a través de los dispositivos móviles de captar los momentos violentos, que son protagonizados por tres actores: la víctima, el agresor y el espectador.
“Cada uno de ellos tiene características específicas que son vitales reconocer para poder atacar el problema”, advierte el especialista en pediatría y nutrición clínica, Johnny Marante, quien los define de la siguiente manera:
*En el caso de la víctima predomina la baja autoestima, escasez de habilidades sociales y sobreprotección familiar.
*En el agresor se puede observar una familia desestructurada, mal ejemplo de los padres, consumo de alcohol o drogas e incapacidad para percibir el dolor ajeno.
*Quien cumple el rol del espectador se identifica por aislar al acosado, reforzar la conducta del agresor, aprobar el maltrato y lo más preocupante estar consciente del mismo.
Las consecuencias

Existen señales en la conducta de los niños que sufren de bullying, que puede colaborar en la detección del problema
Además de conocer cómo identificar una situación de agresión, es relevante estar al tanto de las secuelas a largo plazo que puede padecer una persona que haya sido víctima de bully o acoso escolar.
El bully se produce no sólo cuando otra persona es golpeada, también existe el maltrato físico, verbal o psicológico.
“Existen diferentes tipos de acoso o agresión. El acoso físico puede expresarse con golpes, empujones, intimidación y robo, entre otros. Mientras que el verbal consiste en burlas, insultos, poner sobrenombres o difundir falsos rumores, sólo por citar algunos casos. Por último, existen las agresiones relacionales que no son más que excluir al otro e ignorarlo”, resalta el especialista.
Marante advierte que la víctima de bully puede sufrir a largo plazo de ansiedad, depresión, estrés, deterioro de la autoestima y crear una autoimagen negativa.
En el caso del agresor sino es corregido a tiempo puede normalizar esa conducta y adoptarla para el resto de su vida, por lo cual agredirá luego a su pareja, hijos y amigos.
“Presentará una generalización de su conducta para establecer vínculos sociales. También aumentarán los problemas que lo llevaron a abusar de su fuerza”, destaca el doctor.
También aduce que al no corregir a ese individuo se crea en él una disminución de su compresión moral y posibilidad de que el acoso sirva de antesala a conductas delictivas.
Otra figura importante en los casos de bullying es el espectador, que en muchos casos es silente no denuncia y hasta se hace participe al apoyar positivamente la agresión.
“Las personas que cumplen este rol puede padecer de falta de sensibilidad ante los casos de violencia, apatía, escasez de solidaridad y riesgo de ser también en el futuro protagonista de casos de violencia”, en especial por la normalización de una situación que es incorrecta.
De allí, la importancia de educar y atacar a tiempo los casos de acoso y violencia en los jóvenes. “Es vital entender la relevancia que tiene la solución del bullying Infantil. Es una problemática que debe ser tratada por padres, representantes y docentes. De lo contrario, esas situaciones de acoso continuarán afectando física y psicológicamente al niño o adolescente; con el alto riesgo de ocasionar secuelas negativas en su vida”.
Buscar la solución
Para poder enfocarse en la solución del problema es vital identificar cada uno de los actores, así como frenar o controlar las vías de difusión que sin duda ocasionan aún más daño a la víctima e invitan a repetir conductas negativas.
“El Ciberacoso o Cyberbullying se manifiesta con mensajes desagradables a través de Whatsapp, Twitter, Facebook o cualquier otra red social. También con llamadas acosadoras, emails intimidantes y publicaciones falsas en Internet, entre otras formas”, explica el especialista en pediatría y nutrición clínica.
Todos estos ataques también nacen de hechos reales que se dan, por lo general, en los centros educativos y que son protagonizados por niños y adolescentes.
Estos hechos de violencia se han convertido en un reto para los padres y quienes dirigen los centros educativos, pues así como las redes sociales y nuevas tecnologías han dado visibilidad al tema también pueden ser usadas como herramientas positivas, de difusión y educación con el fin de que disminuyan los casos de bullying.
No minimizar

Desde los 6 años un niño puede ser víctima de acoso, aunque la práctica es más intensa entre adolescentes Foto: Flickr
Es importante no desestimar los casos, por muy pequeños que parezcan. Recuerde que la violencia sino se frena a tiempo va en aumento.
A continuación enumeramos 10 ideas falsas sobre el maltrato:
1. Cuando los otros niños se pelean más vale no meterse y mantenerse en una posición neutral.
2. El maltrato sólo son “bromas”, “cosas de chiquillos”, y es mejor no meterse.
3. Sólo la víctima necesita ayuda.
4. El maltrato forma parte del crecimiento, imprime carácter.
5. El maltrato es cosa de varones.
6. La mejor manera de defenderse es devolverla.
7. Sólo se agreden los chicos que tienen problemas familiares o que viven en barrios marginales.
8. Las víctimas son personas enclenques o débiles.
9. Hay que castigar a los niños que agreden, así dejaran de hacerlo.
10. La víctima se lo busca, se lo merece.
Fuente: Sánitas de Venezuela