La madre es modeladora y potenciadora de las capacidades de sus hijos
Las mujeres en su rol de madre son especiales al momento de discernir, percibir o comprender las capacidades, facilidades, dones y oportunidades de mejora que tienen sus hijos.
El rol de la madre en esta tarea es insustituible, dada la sensibilidad, capacidad de observación, generosidad mental, tolerancia y amor que da a su familia.
Es por ello que la orientación que den a sus hijos dependerá del carácter y la conducta de ellos, así como de las condiciones sociales, esfuerzos, expectativas e intereses personales y familiares que tengan durante el proceso de formación del niño.
La elección de las actividades especiales o complementarias debe venir dada por el previo análisis de los padres, y en especial de la madre, pues de esa escogencia dependerá el desarrollo de las capacidades que tendrán durante la adultez.
El acercamiento a sus emociones
Saber escuchar los mensajes que transmiten los hijos ante ciertas actividades complementarias de la educación formal es fundamental, pues si oímos frases como: “Mamá no me gusta ir a nadar”, “Mamá no me gustan las clases de música” o “Mamá no me gusta el Karate”, entre otras, son señales que nos ayudarán a orientar como madres a nuestros pequeños.
Esas frases van otorgando señales de aquellas actividades que no agradan a los niños, pero lo más importante, de algunas características de su personalidad, inteligencia, aptitudes, intereses, motivaciones y en cierto grado comienzan también a perfilarse los valores.
En este caso mencionado se le debería preguntar: “¿Qué te gustaría aprender” y si está dentro de las posibilidades económicas, logísticas, y vida social de la familia, entonces hay que tratar de apoyar estos deseos e ir orientando progresivamente al niño hacia aquello que le regale momentos de agrado y felicidad, ya que con seguridad serán actividades en las cuales se desarrollarán con éxito.
De esta manera se permite desarrollar su capacidad de decisión y personalidad.
Siempre estas decisiones deben estar acompañadas por una adecuada orientación, con la finalidad de que el niño se sienta tomado en cuenta y apoyado.
Las necesarias, las mías y las tuyas
Recordemos que muchas veces se les imponen actividades en las cuales los padres se ven reflejados y que son de su gusto, más no necesariamente del niño.
Se dan los casos, aún sin darse cuenta, en que las actividades especiales son aquellas que quisieron desarrollar en su momento mamá o papá y que nada tienen que ver con la personalidad de su hijo.
En este punto hay que detenerse, pues los niños no pueden lograr nuestros sueños. Lo realmente importante es que esa actividad especial o complementaria al colegio sea realmente deseada por el chiquillo.
Sin embargo, hay otras actividades que se pueden considerar importantes y necesarias para completar la formación y a pesar de que resulte tedioso es fundamental.
En este punto entra el rol de la madre y el acompañamiento del padre, de ser posible, para analizar junto con los hijos la necesidad de desarrollar ciertas áreas, explicando sus beneficios con ejemplos prácticos de la vida y haciendo ese paso por el aprendizaje lo más ameno posible.