“Mi hijo fuma”, cuatro claves que los padres deben saber
Las cifras de la Organización Mundial de la Salud son devastadoras, se calcula que entre 82 mil y 99 mil jóvenes comienzan a fumar cada día, la mayoría son menores de 10 años de edad.
Sin embargo, esos números no significan nada para Daniel, quien cursa séptimo grado y acaba de cumplir los 12 años de edad, pues desde hace algunos meses fuma.
El adolescente aprovecha los recreos para irse algún rincón con los amigos y aunque sea apurado lanzar unas bocanadas. En las fiestas, al igual que sus compañeros, prácticamente dan rienda suelta a esta adicción. Todos ignoran que los jóvenes de su edad tienen la capacidad pulmonar disminuida y son más propensos a sufrir infecciones respiratorias.
Muchas veces, los chicos incurren en este vicio como una manera de manifestar su rebeldía y de sentirse adultos, pero en otros casos no es sólo para para probar o experimentar sino también a causa de la presión social que se establece entre los mismos jóvenes, tal como se ejerce con la música, la ropa o el estilo del cabello, con la diferencia de que este hábito tiene consecuencias sobre la salud y constituye un puente al consumo de drogas ilícitas.
¿Qué pueden hacer los padres ante estos casos? Estos son cuatro claves que le servirán para enfrentar esta situación:
1) Conversar y explicar
Converse y explique qué puede sucederle si fuma y las limitaciones a la que está expuesto: disminución de la capacidad deportiva, mal aliento, dientes amarillos e inclusive, los costos que significan éste hábito.
Enseñarle a su hijo con ejemplos claros y muy visuales sobre el daño que ocasiona a la salud el tabaco, eso podría tener un impacto positivo para que deje el vicio.
“Las advertencias textuales y gráficas impactantes (en especial las que incluyen imágenes) permiten reducir el número de niños que empiezan a fumar y aumentar el número de fumadores que dejan el tabaco”, según la OMS.
2) Dialogue y no reprenda
No prohíba fumar, usted debe acompañar a su hijo en ese proceso y trabajar para que deje el vicio sin imposiciones.
No lo reprenda, reproche o regañe. Más ayuda el diálogo que el castigo. Los especialistas recomiendan hablar de la manera más natural y amigable, para obtener información del porqué fuman, con qué frecuencia y cómo comenzaron, de esa manera podrá ayudarlo.
3) Acuda al médico
Actualmente no hay tratamientos aprobados de reemplazo de nicotina destinados a niños, pero se puede buscar la ayuda de un médico o pediatra, en casos más extremos debe recurrir al psicólogo o psiquiatra.
4) Investigue y desmienta beneficios del tabaquismo
Indague la situación del hogar y la escuela, pues muchos de los niños y adolescentes fumadores aducen que lo hacen por estrés.
Los padres deben explicar bien los mitos sobre el tabaco, por ejemplo hay jovencitas que fuman “para mantenerse delgadas, porque el cigarrillo adelgaza”, lo que es una falsa creencia.