Cómo controlar nuestras emociones
Lidia Nester
Especialista en Medicina Complementaria y Alternativa
Coach, Maestra y Terapeuta Holístico
Las emociones son el impulso de nuestras vidas. Son inmensas fuerzas presentes y apremiantes, cuyo poder puede incluso nublar nuestro intelecto y hacernos reaccionar de un modo que no siempre es el más conveniente. Pueden incluso desatar manifestaciones como ataques cardíacos, parálisis o hasta desprendimiento de retina.
Sobrepasando toda racionalidad, las emociones pueden definir nuestros pensamientos, intenciones y acciones. Si las dejamos actuar con demasiada rapidez, o sobre las clases equivocadas de emociones, es posible que las decisiones que tomemos no sean las correctas.
Por ello es necesario aprender a controlarlas, manejando la moderación y la perspectiva lógica. Los extremos no son lo más saludable, y es necesario prestar atención a las emociones negativas como la rabia, la envidia o la amargura, ya que tienden a escapar fácilmente del control, especialmente durante los instantes que siguen a su activación.
El autocontrol
Como en todo, la prevención es la mejor herramienta. En nuestro complejo equilibrio bioquímico, intervienen múltiples factores que van desde la alimentación, hasta las hormonas.
Adoptar hábitos saludables que te permitan centrarte en ti mismo a través del bienestar personal, te ayudará a conocer cuáles emociones te afectan con mayor frecuencia, brindándote herramientas para manejarlas cuando aparezcan.
Entre estos hábitos está la respiración. Si, con una técnica apropiada, la respiración puede, en un momento de emocionalidad desbordada, ayudar a restaurar la calma y el equilibrio.
Existe un trabajo previo de toma de conciencia ante el manejo emocional. Todo parte de comprender y aceptar que somos responsables absolutos de nuestras vidas. Así pues, nosotros decidimos hasta dónde una emoción nos controla.
¿Qué hacer?
Por más fuerte que sea una emoción, la persona siempre cuenta con segundos antes de reaccionar. Este tiempo pertenece a nuestro libre albedrío.
Reaccionar inmediatamente a desencadenantes emocionales puede ser un error inmenso, por ello:
1) Antes de actuar, toma una inhalación profunda y estabiliza el impulso abrumador.
2) Continúa respirando durante cinco minutos, sintiendo como tu ritmo cardíaco regresa a la normalidad.
3) Mientras te calmas, repite afirmaciones como: “Todo está bien” o “Todo es temporal”; las veces que sea necesario.
4) Conéctate con su espiritualidad, busca tu luz interior. No temas pedir ayuda a la entidad espiritual con la que te identificas o que reconoces como tu guía divina o fuerza trascendente.
Más allá de tu sistema de creencias, sea cual sea que éste fuere, el desarrollo de una conexión equilibrada con tu espiritualidad te ayudará a superar los momentos difíciles. Cuando te agobie la emocionalidad, siempre podrás cerrar los ojos, inhalar y pedir guía o consuelo a la Divinidad.
5) Una vez que te hayas estabilizado, busca cómo drenar dicha emoción. Recuerda que cada una desencadena la producción de algunas hormonas que no deben permanecer en tu sistema por mucho tiempo.
Cualquier práctica física como ejercitarse, bailar o la limpieza de tu hogar es recomendable. La meditación, el canto o conversar con un confidente o terapeuta son también opciones válidas.
Cada cosa que sucede en tu vida sirve a un propósito más elevado. Tu evolución personal depende de tu capacidad para extraer de cada acontecimiento un aprendizaje, discerniendo el verdadero significado que tiene para ti.
Este significado llegará tarde o temprano, pero siempre llega. Todo en el Universo obedece a un orden y a un plan divino del cual tú formas parte.
Luz y paz para ti
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