Hay juguetes que crean adicción
Hay historias que van más allá del juguete preferido, ese que puede lucir inofensivo para cualquier adulto, pues existen algunos relacionados con la tecnología que inducen a la violencia y que pueden llegar a ser adictivos para los niños y adolescentes.
No basta con que hayan prohibido los juguetes bélicos, ya que en la actualidad los tecnológicos tienen su dosis de violencia y vicio si no son controlados por los padres.
Si bien el uso de las tecnologías puede ser muy beneficioso para nuestros hijos, ya que a través de ella se puede educar de una manera didáctica y hasta lúdica, eso sin contar con que puede ser una excelente vía de comunicación, el punto en discusión es la falta de supervisión y la manera cómo se usa.
La cara negativa de la tecnología
Hay niños que pueden pasar horas hipnotizados frente a un playstation, un videojuego portátil, una página de juegos o una aplicación que bajen en el celular o tabla sin que más nada les importe en el mundo.
José Miguel López, psiquiatra especializado en el manejo integral de niños y adolescentes, advierte que este fenómeno no sólo crea adicción sino también conflictos emocionales que requieren muchas veces del manejo de un especialista.
El problema radica en el tipo de contenido que ven, el cual puede ser violento y crear adicción, ansiedades y estrés en los niños o adolescentes; entre otras razones porque están muy pequeños para dosificar ese tipo de información o separar, en algún momento, la realidad de la fantasía.
El especialista, quien ha realizado investigaciones sobre esta materia, señala que ha aumentado el número de casos de trastornos de atención e hiperactividad en los niños y la manera en que algunos padres han encontrado mantenerlos “tranquilos’’ es comprándoles artículos tecnológicos.
Advierte que este tipo de juguete está generando fallas de atención y adicción. Además, está reemplazando de alguna manera las drogas y también es una causa de desarticulación y desunión familiar.
Sustituir tiempo por tecnojuguete
La moda se impone. Refiere el psiquiatra que, por ejemplo, ya no se desea de regalo una bicicleta montañera para hacer ejercicio o juguetes didácticos u de otro tipo, sino que la mayoría de los niños piden juguetes tecnológicos.
Existen muchas situaciones por las cuales también los padres se dejan presionar y terminan comprándoles algunos de estos equipos tecnológicos a sus hijos.
López aduce que, en algunos casos, adquieren juguetes tecnológicos para sus hijos porque se sienten culpables.
Terminan sustituyendo tiempo por objetos, porque no los han atendido como debe ser y el niño para manipular le dice: “Te perdono sí me compras tal y tal juguete’’.
Estas situaciones, que resultan ser más comunes de lo que parecen, terminan creando una situación llena de vicios y manipulación.
El especialista aduce que cuando los adultos no pueden comprar la última versión de moda, porque no tienen el dinero, “el niño traduce esta situación como sí los padres no lo quieren’’.
“Muchos padres complacen al niño porque es una de las maneras de mantenerlo distraído o de compensar el tiempo que pasan solos, mientras ellos están fuera de la casa trabajando’’.
Otra razón frecuente de la adicción al juego tecnológico es cuando el niño no recibe afecto ni atención, pues se sumerge en estas actividades.
Para estar alerta
No todos los casos son iguales. El hecho de que los juguetes tecnológicos lleven una carga negativa, no quiere decir que deban suspenderse.
La educación, supervisión y el dejar que los niños usen con moderación la tecnología puede cambiar todo el panorama negativo.
Sin embargo, es necesario estar alerta y buscar ayuda del especialista en los siguientes casos:
-Cuando tenga que repetirle al niño las instrucciones varias veces, porque se concentra sólo en el juguete.
-Si el niño está irritable todo el tiempo.
-Si el pequeño pierde interés por todo lo que lo rodea y se centra sólo en los juegos tecnológicos.
-Cuando no se puede quedar quieto en un solo sitio y sólo lo calma el aparato tecnológico.
-En el caso de que coma rápido o muy lento y hace de la comida un juego.
-Si el rendimiento académico es muy bajo.
Fotos: Pixabay y Flickr