Cómo gerenciar el riesgo en emprendimientos familiares
En el mundo de los negocios hay un sinfín de emprendimientos familiares que se han convertido, con el paso de los años, en grandes empresas, contribuyendo de manera positiva en la sociedad.
Un emprendimiento familiar puede surgir de una sencilla conversación, en la cual las ideas y creatividad fluyan para buscar alternativas de negocio, generalmente muy versátiles, que apoyen la economía de ese grupo de personas.
Si esas propuestas se concretan, el resultado podría ser la conformación de una iniciativa empresarial familiar exitosa.
Cada día resulta más interesante el desarrollo en familia de actividades de negocio o emprendimientos, porque generalmente se atreven a comenzar actividades comerciales que para muchos serían riesgosas.
Entre los sentimientos y el negocio
En los negocios familiares es muy importante mantener el equilibrio entre los sentimientos y las actividades del negocio.
Se requiere de mucha madurez familiar, manejo controlado de los conflictos y equilibrio entre la dinámica del hogar y la integración del negocio para garantizar un buen resultado.
Sin embargo, una variable de mucho cuidado en la actualidad para el buen desempeño de este tipo de empresas es el manejo del riesgo y sobretodo en entornos cada vez más dinámicos y complejos como los actuales.
El riesgo
En el emprendimiento cada integrante de la familia tendrá estructuras determinadas y distintas de valoraciones de riesgo, ajustadas a la forma de mirar la realidad de mercado de cada quien.
Es por esto que cobra importancia el tener la noción y herramientas de gerencia de riesgo. En este punto el líder del emprendimiento debe propiciar ese conocimiento al grupo.
El riesgo en sí mismo puede traer consigo dos posibilidades. La primera es que se generen resultados positivos, que se traduzcan en oportunidades. La segunda se relaciona con los resultados negativos, que se pueden visualizar como vulnerabilidades o amenazas.
En el segundo caso, los hechos pueden no salir como se esperaban, por el impacto de elementos tanto internos controlables como externos, que a veces están fuera de control. Sólo si se sabe convertir las dificultades en oportunidades pueden reflejarse buenos resultados.
Con una buena planificación del negocio los riesgos los podemos evaluar y calcular, basados en la carga de información y probabilidades que tengamos en los diferentes escenarios.
¡Pero cuidado!, ese contexto a evaluar no puede ser la incertidumbre, esta variable no es medible, es una medida del desconocimiento y se maneja de manera intuitiva.
Algunas razones para gerenciar el riesgo:
- Aprovechar las oportunidades rápidamente y obtener ventajas de mercado
- Minimizar las variables críticas de fracaso
- Controlar el alcance de objetivos de una manera más eficiente, es decir con mejores niveles de desempeño
- Tomar decisiones oportunas con mejor control de la estructura financiera de la empresa
¿Cómo se puede gerenciar con el riesgo?
Es importante inicialmente realizar un plan de negocios, que abarque todos los aspectos necesarios, para dar forma a la iniciativa de manera organizada. Dentro de este proyecto podrán evaluar los riesgos asociados.
Las investigaciones realizadas en los últimos años en cuanto a la gerencia y gestión del riesgo son realmente importantes. Además, existen propuestas de diversas metodologías.
Sin embargo, lo que se propone en emprendimientos familiares es establecer una estructura metodológica sencilla con ciertas nociones, que sirva de guía inicial y que motive a profundizar en este conocimiento. Pero, ¿cómo se logra gerenciar los riesgos asociados?
Se sugiere en una sencilla conversación con el grupo familiar encargado del emprendimiento explorar y desarrollar lo siguiente:
Identificación: Visualizar todos los posibles riesgos de impacto interno y externo. Lograr mirar aquellos que merecen mayor atención.
Evaluación: Desarrollar técnicas de evaluación cualitativa y cuantitativa intentar visualizar los impactos de cada uno de los riesgos identificados.
Planificación: Diseñar plan de acciones de respuesta ante los diferentes escenarios, priorizando aquellos de mayor impacto. Aquí debemos responder con acciones que apoyen a evitar, minimizar, trasladar o aceptar los riesgos.
Monitoreo y Control: Generar un control y monitoreo constante para aplicar correctivos en el momento adecuado en caso que se requiera, o descartar acciones que ya no se necesiten.
Si cometimos errores en el camino, aprender de los fracasos es importante. No es bueno negar lo que salió mal, sino analizarlo y transformar esa vivencia en experiencias positivas, eso marcará la diferencia en el éxito en el corto y mediano plazo.