Cuando se consigue una segunda mamá
Una de las relaciones más complicadas como lo suelen ser las de las suegras, yernos y nueras, en ocasiones, pueden ser más simples de lo que parece. Hay historias en las que esas personas que “pudieran significar una posible amenaza de afectos” se convierten en otro hijo o hija de la familia. Son adoptados, queridos y hasta defendidos por la temida o amada mamá de los esposos o esposas.
Linda Vargas sólo tuvo dos varones, “pero no dudo al decir que Maritzabel no es mi nuera sino mi hija, esa que siempre añoré tener. Pido a Dios que siempre esté a mi lado”.
Describe a la compañera de su hijo “como una muchacha poco común, es dedicada a su familia. Me ha sorprendido en muchas cosas, como por ejemplo que en esta época le haga compotas naturales a mis nietos y se esmere tanto en su alimentación y cuidados”.
Vargas asegura que es primero mujer antes que suegra y por ello comprende a Maritzabel en muchos aspectos. “A ella le doy consejos y la ayudo. Como todas las parejas hay momentos de crisis y siempre he contribuido a que sigan unidos y superen las dificultades. A Rafael lo regaño y no le acepto, radicalmente, nada fuera de lo normal, porque Mary es buena madre y esposa, así como una excelente hija para mí”.
Maritzabel Cannava, describe su relación como “de pinga, soy la hija que no tuvo y ella para mí es otra mamá. Es imposible no quererla, su carácter es tan cálido que uno la adora a primera vista”.
Siente que tienen muchos puntos en común, como la dedicación a la familia y la fuerza de mujeres emprendedoras.
Aunque no llegan a tutearse sí hay suficiente confianza, tanto que tienen las reglas bien claras y son muy sinceras entre sí. “Me aconseja y somos cómplices en los regalos que se le dan a Rafael. Tengo ocho años en la familia y siempre he sentido el afecto de la señora Linda”.
Cannnava aseguró que su suegra-mamá es fácil de querer, “es muy humanitaria, ayuda a todo el mundo. Adoro que sea detallista con mis hijos y conmigo”.
El yerno preferido
Lucía Alonso y Arturo Betancourt se tutean, hablan sin formalismos y suelen echar chistes pasados de tono. Aunque fueron entrevistados por separado, parecen ser esas parejas que ganan puntos por dar las mismas respuestas.
Ambos suelen contar que es nombrado como “el yerno preferido, así le digo y él siempre responde: ‘claro como soy el único’, pero no es así, porque tengo dos hijas. De verdad es mi predilecto”.
Con una sonrisa en los labios Alonso dice que “Arturo es un encanto, un hombre respetuoso, cariñoso y atento. Tiene muchas cualidades. Cuando se iba a casar con Francia le dije que sería un buen esposo y así ha sido”.
Por su parte, Betancourt aseguró que entre ellos hay mucho respeto, “es una mujer muy inteligente y que ha sabido tener límites. Jamás he sentido que ha intervenido en mi relación, ha sido muy prudente, y eso es importante”.
Para Betancourt, Lucía marca bien el territorio. “Los vínculos, legalmente, nunca se rompen. Por eso ella me dice, en son de chiste: ‘recuerda que tienes dos suegras, la de tu primer matrimonio y yo, así que te fregaste”.
En la familia Fernández Alonso no sólo adoptaron al “yerno preferido como parte de la familia”, sino también “a los dos hijos de su primer matrimonio. A esos niños también les abrimos las puertas y los queremos”.
Alonso adora las formalidades de Arturo, “en los tiempos modernos nadie va a pedir la mano de la novia. Sin embargo, él vino a mi casa y nos pidió permiso para casarse con Francia. Eso nos encantó. Es un hombre muy tradicionalista”.
La llamo madre
Elangie D’ Alessio cuenta con ternura como hace dos década su suegra, Maritza Guevara, dejó de ser la señora para convertirse su amada madre.
“Un día iba a llamar a mi mami y me equivoqué de número, son esos actos inconscientes, y al atender le dije a mi suegra mamá. Seguimos hablando y le pedí disculpas, pero ella me dijo que la llamara así porque era muy lindo. Entonces, decidí decirle madre para diferenciarla de mi mamá. Recuerdo que le dije te voy a adoptar pero con ese nombre”.
Entre Elangie y Maritza se nota el cariño y la complicidad. “Es una relación muy abierta, salimos juntas, compartimos sobre la moda, nos llamamos con frecuencia y nos damos consejos. Me encanta que siempre me tome en cuenta y valore mi opinión, en especial cuando son casos de la familia porque siento que me adoptaron como parte de ella”.
Son tan sinceras la una con la otra “que en una navidad me devolvió la pulsera que le regalé, porque no le gustaba. Me reí mucho con eso, pero como somos tan abiertas ahora tenemos el pacto de salir juntas y escoger nuestros regalos de diciembre, eso ya es una tradición”.
Para Maritza el título de nuera no va con Elangie. “Es una hija, siempre le digo a Mary que ella es la hermana que no le pude dar. Para mí es un regalo que se vean así, porque a las dos las quiero por igual”.
Recuerda que cuando su hijo la presentó a la familia “me inspiró ternura y aprecié su carácter. Nada que ver con las otras chicas que tuvo Vicente como novias. Elangie está fuera de clase por su forma de ser, por lo humana y cálida que es”.
Guevara cuenta con orgullo que es muy madura para su edad. “Siempre le digo con cariño que es una viejita, porque suele tener dichos que son de mi época, ella es muy tradicional”.