Trastorno de Déficit de Atención impacta en las emociones de los niños
El Trastorno de Déficit de Atención (TDH) tiene un impacto importante en las emociones de los niños que lo padecen, “por lo que los especialistas deben ayudar al niño a regularse para que pueda ordenar sus emociones y sus afectos”, así lo aseguró el doctor José Miguel Alvarado.
Para quienes fueron diagnosticados con el TDH no es sencillo ordenar las emociones que reciben del exterior, por lo tanto a esos pequeños se les dificulta la creación de un precepto. “Es por esto que el niño con este padecimiento usualmente expresa sus emociones y afectos a través de su conducta, por la que muchas veces no es comprendido”, resaltó el especialista.
El experto señaló que a veces al niño con este problema se le regaña “porque dicen que es malcriado y arma berriches”, pero normalmente ellos usan ese tipo de conducta para demostrar una emoción que no necesariamente es negativa en su mundo, más sí para las reglas que exige la sociedad.
¿Cómo expresa las emociones?
Alvarado Infante dijo que un ejemplo de cómo un niño con Trastorno de Déficit de Atención canaliza sus emociones es cuando el pequeño se acerca y muerde a alguien, lo que no es bien visto ni correcto; más puede formar parte de una expresión que para el paciente con TDH no es negativa sino más bien es una manera de expresar positivamente lo que siente.
El médico explicó que el trasfondo real es el de querer expresar amor, pero al no saber cómo hacerlo porque no tiene otro modelo conductual para demostrar sus emociones, “lo expresa de manera impulsiva”.
“Normalmente, un niño a partir de los tres años de edad experimenta un cambio en sus emociones básicas desarrolladas en su etapa más prematura. Es en esa etapa en la cual comienza a integrar el afecto, donde representa sentimientos en forma de imágenes mentales”, resaltó el también titular del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco.
TDH comienza en el útero
El especialista señaló que el TDH se gesta desde que el niño está en el útero de la madre y está asociado a un mayor número de movimientos fetales.
“Este tipo de trastorno no se equipara con algún retraso mental, y dentro del manejo profesional que implica se debe ayudar al niño a regularse emocionalmente para que pueda ordenar sus emociones y sus afectos”, aconsejó a quienes tratan con este tipo de pacientes tanto en los ambientes familiares como escolares.
Recordó que la integración del afecto es un proceso indispensable en las funciones mentales de un niño, “a partir de una emoción básica como el miedo, la ira, el placer y el dolor y de donde crece, genera un sentimiento hacia algún objeto o persona”.
De acuerdo con la Asociación Semillas de Amor, en México la prevalencia del Trastorno de Déficit de Atención con o sin hiperactividad (TDA-H) es de 6,7 %, lo que significa que en la actualidad existen cerca de 2 millones de niños que lo padecen.