“Mamá está cansada”, la cuarentena la convirtió en maestra
Una frase que se ha vuelto común “mamá está cansada” y una de las causas es que ahora, sin pedagogía alguna, es maestra. Un rol más que se le agrega a los adquiridos durante la cuarentena y a los que tenía anteriormente.
Es normal sentirse agotado, como también es sano expresar lo que se siente y tomar fuerzas para seguir adelante, así lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ahora más, cuando se vislumbra que por la pandemia de Covid-19 la virtualidad de las clases se extenderá.
“En este momento las madres viven en medio de una expectativa social agotadora. Todo el mundo espera que seas maestra, trabajadora o cocinera, pero nadie espera que digas ´me voy a acostar un rato o quiero descansar´, porque consideran que tú eres una máquina”, aduce la psicóloga María Alejandra Chirinos.
La especialista pide a las madres estar consciente que esta “expectativa social” la impone el entorno, pero que en la mayoría de las veces no se apega a la realidad de millones de hogares.
“Esto es una expectativa que impone el entorno. Por las redes sociales se crea una falsa realidad, mostrando a una mamá con una casa ordenada, súper arreglada y con sus niños haciendo homeschooling o viendo teleclases, sin hacer ningún tipo de berrinche o desorden”.
Ni contar con las mamás que se han dedicado, también, a hacer ejercicios, estar bellas, comer sano y potenciar su espiritualidad durante el confinamiento. Esto ha sido la tendencia de moda durante la cuarentena por todas las plataformas comunicacionales.
Pero es una falsa realidad y todas las mamás lo sabemos, porque la misma rutina lo indica por más armoniosa que sea. Podemos lograr momentos de total control, pero como es lógico y normal los seres humanos somos un sube y baja de emociones. En conclusión: todos los días no son iguales ni fluyen las actividades escolares con el mismo ánimo.
“Esta falsa realidad hace mucho daño, porque las mamás se comparan y comienzan a experimentar sentimientos de no poder lograr hacer algo bien a pesar de terminar tan cansadas”.
Esta situación, aduce Chirinos, lleva a que las mamás se carguen de emociones negativas y por supuesto se frustren, peor aún si no lo saben manejar terminan descargando el mal humor con los niños o la pareja.
¿Qué hacer?
La recomendación de la psicóloga es dejar fluir las circunstancias, “no somos nadie para criticar o juzgar la labor que hace cada mamá con sus hijos”.
Recuerda que ningún ser humano tiene que ser perfecto, “tus hijos no ven eso. Ellos notan cuando los ayudas a cambiarse, cuando les lees un cuento, cuando los abrazas, los mimas o los consientes. No tienen la capacidad de juzgar, eso sólo lo hace el entorno que espera de ti otras cosas”.
Entre sus recomendaciones está atender las señales que dan los niños y adolescentes. “Aprovecha este tiempo para seguir conociéndolos, ver cuáles son sus miedos, sus inseguridades. También promueve sus fortalezas y sus alegrías”.
Y lo más importante, cuidar la salud física y mental de la madre. Cuando nos hacemos mamá nos centramos en que los niños estén bien y tengan sus necesidades cubiertas, pero para poder ayudarlos primero debemos estar bien nosotras.
El confinamiento les tocó a todos
El confinamiento para prevenir los contagios de Coivd-19 no ha sido un proceso fácil, mucho menos para niños y adultos. Los padres asumieron un rol de maestro sin tener la pedagogía y los estudiantes han tenido que adaptarse a ello.
El cansancio que implica el trabajo a distancia, llevar el hogar, lidiar con el estrés de no contagiarse, o las bajas económicas, por citar algunas circunstancias, lleva la carga de ser maestro y la responsabilidad de responder a las exigencias escolares para que su hijo vuelva al colegio habiendo pasado de grado.
En estos cambios el agobio, tanto de niños como de padres, es un tema a tratar. La Organización Mundial de la Salud aconseja que tanto mamá como papá hablen sobre lo que sienten y que busquen espacios para el esparcimiento sin los niños.
Por su parte, los representantes de Unicef advierten que los niños y adolescentes también pueden sentirse tristes, estresados, confundidos, asustados o enojados por el cambio de rutina.
Por ello, recomiendan usar herramientas para enfrentar situaciones difíciles, actividades escolares y atender las emociones dentro del grupo familiar.
Para llevar un orden y bajar niveles de ansiedad Unicef recomienda “estructurar horarios y destinar tiempo para la higiene y el aseo personal, el desarrollo de actividades escolares, la recreación y el buen uso del tiempo libre, así como acciones para fortalecer la convivencia”.
Es difícil sentirse positivo, pero hay que llevar la situación de la mejor manera por la salud de toda la familia.
En aras de crear el mejor de los ambientes, la falibilidad en el horario sin caer en desorden y el manejo del estrés cuentan mucho en la rutina diaria. “Es mucho más probable que nuestros hijos e hijas hagan lo que les pedimos si les damos instrucciones positivas, y muchos elogios por lo que hacen bien”, dice Unicef.
Algunos de los consejos puntuales que da la Unicef en cuanto tareas son:
• Escojan juntos en qué momento del día realizarán las tareas de la escuela. Pueden dedicar un espacio en la mañana y otro en la tarde. Se sugiere en las primeras horas de la mañana realizar actividades relacionadas con lectura, escritura y matemática.
• Establece con tus hijos los tiempos y las formas de entrega de sus asignaciones. Pide que revise con detenimiento sus trabajos antes de enviarlos o archivarlos.
• Una vez que el docente te proporcione observaciones sobre las tareas escolares enviadas, conversa con tu hijo al respecto. Incentiva lo positivo, la calidad del trabajo y el aprendizaje adquirido.
Sólo así, organizando hasta los tiempos de recreación, podrán sobrellevar en familia lo que implica el confinamiento y con él sacar el mejor provecho del colegio virtual.