El miedo y estrés son factores claves en la estabilidad del sistema inmunológico
Es conocido y demostrado por la ciencia que el sistema inmunológico es una estructura robusta y compleja de células, tejidos y órganos que hacen fuerza y trabajan en equipo para defender nuestro cuerpo de los ataques o agresiones externas de un mundo altamente desconocido por nosotros de virus, gérmenes, bacterias y otras sustancias que generan las enfermedades.
Sin embargo, el sistema inmunológico se ve altamente afectado cuando es atacado por emociones negativas, como el estrés, la ansiedad y el miedo, por citar algunos. Esto da paso a enfermedades e infecciones, tanto en niños como en adultos porque bajan las defensas.
El miedo es generado por estímulos considerados peligrosos y alarmantes por nuestro cerebro, que nos hacen temer incluso por nuestra vida.
Mientras que el estrés es una reacción del cuerpo con sentimientos de tensión física y emocional ante situaciones complejas de demanda o desafíos de gran exigencia.
¿Quién no ha experimentado etapas en su vida de mucho estrés y emociones negativas de miedo, inseguridad y rabia que terminan manifestándose de distintas maneras en su cuerpo siendo lo más inofensivo una gripe?
El ser humano ya está cada vez más preparado para saber que el estrés y el miedo, así como otras emociones negativas presentes de manera persistente causan impactos neurobiológicos dañando el sistema inmunológico, lo que con seguridad nos hará más vulnerables a las enfermedades.
“Si bien no hay métodos exactos de medición, algunas investigaciones demuestran que estar estresado provoca que se produzca cortisol, que es un esteroide que incrementa el nivel de azúcar en la sangre, suprime el sistema inmunológico y puede disminuir la formación ósea. Una persona estresada está más expuesta a sufrir enfermedades”, aduce Eduardo Ruíz Munguía, médico del Hospital Clínica Bíblica.
¿Por qué ocurre?
Ruiz cita algunos principios a fin de explicar la relación del miedo y estrés con las enfermedades.
En primer lugar explica que el estrés se inicia en el lóbulo frontal del cerebro, “por lo que es necesario reconocer que la experiencia del estrés se inicia allí y lo afecta”.
Luego esta emoción se extiende al resto de los sistemas que conforman el organismo.
Por ello, en estos tiempos y más cuando estamos viviendo en el mundo una pandemia con el Coronavirus, “el reto de la medicina es seguir mejorando el conocimiento acerca del impacto negativo del estrés crónico sobre los sistemas nervioso, endocrino, e inmune, con el propósito de implementar programas preventivos de intervención biopsicosocial”, indica Manolete Moscoso, quien es Ph.D. de la Facultad de Investigación de Estrés Universidad del Sur de Florida, en Estados Unidos.
El Journal of Consulting and Clinical Psychology indica que muchos son los estudios realizados en los últimos 10 años que apuntan a la misma conclusión: el estrés, la falta de afecto y el desánimo alteran a las hormonas que modulan el sistema inmune, y, en consecuencia, predisponen a las enfermedades infecciosas, dificultan el cicatrizado de las heridas y pueden agravar el curso de algunos cánceres y de otras enfermedades.
Es por esos efectos que continuamente en el mundo investigadores trabajan en la revisión de evidencias acumuladas, a fin de buscar soluciones médicas. “Un sistema inmune que funcione correctamente es central para la buena salud”, concluyen.
¿Qué hacer?
Es importante que hagamos un ejercicio diario de conciencia en los actuales momentos que vivimos por la existencia del Coronavirus.
Debemos mantenernos lo más calmados posibles y equilibrados. Adoptar ciertas prácticas que a veces, por la velocidad en que vivimos, dejamos a un lado pensando que nuestras máquinas perfectas (nuestros cuerpos) pueden resistirlo todo.
Algunas recomendaciones para evitar ser víctima del estrés y el miedo:
• Alimentación saludable haciendo énfasis en frutas, vegetales y proteínas.
• Disminuir azúcar, café y té negro.
• 10 vasos de agua al día.
• Evitar el sobrepeso.
• Realizar ejercicios así sea en casa.
• Conectarnos con personas positivas y evitar a las personas tóxicas.
• Dormir 8 horas diarias.
• Si bien la información de lo que sucede en el mundo es necesaria, tratar de dosificar nuestra exposición a la misma y ser selectivos.
• Algunas prácticas de relajación son importantes y mucha oración para los creyentes.