¡Cuidado! Niños que reclaman atención pueden sentirse no queridos o solos
La regla “lo que importa es la calidad del tiempo que se dedica a los niños” toma fuerza cada día. Aunque a muchos padres les parezca ilógico que su niño se sienta mal querido o solo, esto puede ocurrir y es el causante de las malas conductas, malcriadeces y desobediencia.
Cuando un niño se siente inseguro del cariño de sus padres busca mecanismos para acaparar la atención y recibir respuesta, aunque en algunas ocasiones la reacción de su progenitor resulte negativa, llena de regaños, correciones y hasta castigos.
La autora del libro “Padres e Hijos” Roberta Maso, psicología y especialista en educación de niños, explica que la mejor manera que tiene un adulto de descubrir si un pequeño siente que le falta atención es cuando observan impotencia, irritación, angustia, rabia o desilusión, entre otros malestares.
En la mayoría de los casos papá o mamá suelen caer en un círculo vicioso, en el que el padre se dedica a ceder o corregir y el pequeño a llamar la atención a toda costa, pero esa no es la solución.
Los adultos deben comprender que a través de esa conducta calificada como “inadecuada” el niño se comunica. “Puede ser que nos esté diciendo: préstenme atención, no entiendo lo que me pasa, estoy lleno de rabia, creo que nadie me quiere o no sirvo para nada”, asegura Maso.
De allí la importancia de tener en cuenta que a pesar de los mimos, cariños y un sinfín de atenciones que pueden rodear a un chico, este puede no sentirse querido ni tomado en cuenta.
¿Qué hacer? Hacer saber que los amas
Recalcar al niño que se le quiere y que ese sentimiento se mantendrá haga lo que haga es lo primordíal, según Maso. “Decirle que siempre va a ser importante para nosotros, que como persona es muy valiosa y que tenemos confianza en él”.
Sostiene que a través de gestos, abrazos, palabras o simplemente con una mirada se le puede transmitir al niño que se quiere “y enseguida nos dirigimos a lo que ellos hicieron y procedemos a corregir”.
Es el amor de padres el que va a fortalecer a ese pequeño ser y le va a dar confianza en sí mismo, “así como seguridad para explorar su alrededor. El niño se va a sentir querido y valioso”.
La idea es darle a conocer al pequeño que es un niño bueno y amado, pero que debe corregir cierto comportamiento. “Hay que expresarles que los queremos, así como que son buenos y tenemos confianza en ellos, en su capacidad de cambiar y de hacer las cosas bien”, destaca.
No ser tan consentidores y cultivar valores
Para Maso a través de la guía o intervención les transmitimos a los niños valores de familia, de la sociedad en que vivimos y de nuestra cultura.
Advierte que los padres que son consentidores y aceptan todo, ocasionan que el pequeño crezca con la idea errónea de su valor como persona. “Muchos piensan que son valiosos o que los quieren sólo cuando reciben regalos, y cualquier crítica la perciben como un ataque a su persona”, destaca.
Según Maso la función de los padres es decir “no” cuando es necesario, sin transmitir al pequeño sentimientos que lo lleven a creer que no son queridos, mucho menos que son malos, forman parte de un problema o que estorban.
“Tenemos que imponer límites sin enviarles mensajes como: si no me obedeces, no te quiero. Hay padres que, sin darse cuenta, al regañar o castigar a sus hijos les dan a entender que son un problema y envían frases tales como: te querré cuando cambies”.
Entre las consideraciones que se deben tomar en cuenta a la hora de ahondar en el problema, aunque sea fácil en la teoría y difícil en la práctica, están el educar y guiar en el momento correcto sin caer en las más famosas manipulaciones, que hacen sentir al niño poco querido y con baja autoestima.
Recuerden que los padres que usan extremos para conseguir que los hijos obedezcan, tanto de consentimiento como de exigencias, dañan igualmente al niño.